Formatos divertidos con historias breves e ilustraciones sencilas y llamativas.
Igual que los niños, los cachorros aún no saben expresarse como sus papás, el pollito no puede quiquiriquear, ni el perro ladrar o el potro relinchar. Todos hacen sonidos diferentes, mientras van creciendo. Pero algunos no emiten sonido alguno, como las mariposas.
En cada página del libro, los niños encontrarán a los animales de la granja: la gallina y sus pollitos, la oveja, el cerdito, el pato, la vaca y el cordero. Pero también a los animales que acompañan siempre al hombre: el perro y el gato.
Un gatito sale de paseo y describe lo que hacen algunos animales. Los niños acompañarán al gatito en su paseo y verán a los pollitos picoteando en el suelo, al ratón cavando un hoyo y al patito juegando en el agua. Al caer la noche, muy cansado, el gatito cuenta a su mamá las aventuras del día.
Los sonidos que hacen los animales son de las primeras cosas que los niños aprenden. En este libro, encontrarán los sonidos del caballo, la gallina, la vaca, el cerdito y otros más. Y también descubrirán que cuando son pequeños, los animales, al igual que los niños, tampoco pueden hablar como los adultos.
Este libro presenta situaciones en las que los animalitos, protagonistas, deben ofrecer disculpas, dar las gracias, ayudar a alguien, compartir o incluir a los demás en sus juegos, y con ello dar un ejemplo de lo que está ¡bien hecho!
El gato se queja de que al perro lo tratan con mucho cariño. El perro le explica que es porque en lugar de haraganear, como el gato, él trabaja muy duro; por eso tiene derecho a una rica comida, al descanso y a los mismos de sus dueños
Un viejo perro, que ya no podía ser guardián, es abandonado por sus dueños. El lobo, con quien se había encontrado muchas veces, le propone ayudarle a que su amo sea bueno y agradecido con él. Fingen que el lobo se lleva en el hocico al hijo menor del granjero y que el perro lo rescata. Su amo, inmensamente agradecido, acoge nuevamente al perro. Pasados...
Margó, la pajarita, preparó una rica cena con la ayuda de sus amigos, todos podrán disfrutar de ella. Pero el lobo feroz aparece para cenar sin haber colaborado en nada.
Una pareja de ancianos no tenía nada qué comer, la mujer recoge del suelo un puñado de harina y hornea un pequeño pastelito, que pone a enfriar en la ventana. Allí, el pastelito se aburre y salta hacia fuera. Toma camino por el bosque y se encuentra con muchos animales que quieren comérselo.
Tres cerditos deciden construir sus propias casas; el más perezoso la hizo de paja, el segundo cerdito, más diligente, la hizo de madera y el mayor de los tres, la construyó con cemento y ladrillos. Cuando el lobo apareció, se vieron en serios problemas y tuvieron que buscar refugio en la casa más segura.