Después empezará la madrugada

Esta novela muestra con crudeza el sangriento ejercicio de la barbarie, pero deja entrever la posibilidad de una madrugada de paz y esperanza. Sobre el fenómeno de la violencia en Colombia se han publicado novelas buenas, regulares y malas. Unas pecan porque su parcialidad política las convierte en pasquines; otras son apologías de causa partidista que no les dicen nada a los lectores. Pero esta obra es una novela no solo apasionante por su trama, sino fiel a la realidad histórica. La vida de Clara Vicenta es la misma de Colombia, sacrificada por unos y por otros, escarnecida, agobiada por crímenes y venganzas que tienden una sombra tenebrosa por más de medio siglo. El autor retoma su permanente preocupación en torno a la fuerza destructora que ejercen la violencia y la miseria, sobre el hombre en general, pero sobre los más débiles en particular. Clara Vicenta encarna esa preocupación del autor; víctima de la violencia oficial que la dejó sin sus seres queridos y sin sus propiedades no tiene otra alternativa que huir a la ciudad y refugiarse en un deprimido sector habitado por personas que han sufrido una suerte similar.