Muchas personas viven solas bien sea por elección, porque se han separado de sus parejas o estas han fallecido. Cualquiera que sea la razón, esta situación puede tornarse difícil porque no es sencillo moverse en un ambiente en el que las personas solas son vistas con cierta conmiseración.
No es agradable almorzar, ir al cine o pasar un domingo en casa sin compañía. Las celebraciones, como la Navidad o el Año Nuevo, se tornan nostálgicas y, en general, son muchas las situaciones en las que una persona que vive sola se siente fuera de lugar. La autora, una reconocida conferencista y motivadora organizacional, nos habla, a partir de su experiencia personal, sobre la manera de relacionarse con la gente, encontrarse consigo mismo, disfrutar de la libertad, la autonomía y la oportunidad de crecer, cuando no se tiene una pareja.