Otoniel y su familia viven en Yolombó, donde queda la mina de oro en la que trabaja su padre. Viven con la ilusión de encontrar una veta de oro, que los ayude a salir de la pobreza y marcharse a otro lugar donde puedan vivir mejor. A Otoniel no le gusta Yolombó, no le gusta su casa ni el estanque lleno de sapos que cantan a toda hora, en espacial cuando llueve. Pero para su hermana, estos sapos son sus amigos y su padre alienta este apego, asegurándole que él los cuida cuando llueve, para que no se enfermen. Esta es una historia de amor familiar, unión, sueños, comprensión y aceptación de las diferencia, así como una aproximación al duelo.